Presentación
Las lenguas cambian de continuo, y lo hacen de modo especial en su componente léxico. Por ello los diccionarios nunca están terminados: son una obra viva que se esfuerza en reflejar la evolución registrando nuevas formas y atendiendo a las mutaciones de significado.
Especial cuidado ha de poner en ello el Diccionario académico al que se otorga un valor normativo en todo el mundo de habla española. La Real Academia Española y las veintiuna Academias que con ella integran la Asociación de Academias de la Lengua Española trabajan mancomunadamente al servicio de la unidad del idioma tratando de mejorar y actualizar un diccionario de carácter panhispánico. Cuanto aparece en el DRAE es fruto de ese estudio y de la aprobación colegiada.
Hasta hace poco tiempo la edición en forma de libro constituía la única posibilidad de fijación y transmisión. Los recursos electrónicos de que hoy disponemos hacen posible un modo diferente de actuación. El Diccionario académico es actualmente una base informática de datos, lo que permite un mejor control de su contenido, proporciona mayor facilidad de revisión y, sobre todo, hace compatibles diferentes fases del trabajo sin las servidumbres exigidas por la edición impresa. De ahí el compromiso adquirido de ir haciendo públicas con periodicidad semestral las adiciones, supresiones y enmiendas que la Real Academia Española y sus Academias asociadas vayan aprobando.
De este modo los hispanohablantes que accedan a nuestra página electrónica podrán disponer del documento que contiene el texto de la última edición en papel -en este caso, la vigésima segunda, de 2001- y, al tiempo, el conjunto de modificaciones aprobadas. Por ello, entre los varios modelos posibles de organización se ha elegido el que mantiene con toda claridad la separación entre los dos documentos. Los consultantes acceden inicialmente a la vigésima segunda edición y, en los casos en que se añada un nuevo registro o un artículo haya sido modificado, verán en la pantalla un aviso que les permitirá contemplar la nueva versión.
Lo que a partir de abril de 2005 ofrece la Real Academia Española es el conjunto de más de 12 000 modificaciones aprobadas desde el cierre de la edición anterior hasta junio de 2004. Han sido ya estudiadas por la Española otras que irán siendo aprobadas por todas las Academias e incorporadas cada seis meses a esta página. De este modo se podrá disponer de una información actualizada del trabajo académico y se facilitará el conocimiento de la evolución del español.
¿Qué novedades presenta la 22º edición?
El contenido de la vigésima segunda edición del Diccionario de la lengua española publicado por la Real Academia Española fue profundamente revisado durante los nueve años transcurridos desde que, en 1992, apareció la versión anterior. Esta revisión se basó en dos ideas principales:
· De una parte, la necesidad de mantener actualizado el cuerpo de la obra en cuanto a los términos en ella registrados, trabajo indispensable para que el repertorio académico pudiera mantener su función unificadora del español.
· Por otro lado, la acomodación, en lo posible, de todo ese contenido a la estructura fijada por la Nueva planta del Diccionario, un conjunto de normas que los académicos, reunidos en Pleno, aprobaron en junio de 1997.
En cuanto a la actualización de la nomenclatura de la obra, se amplió el número de voces registradas hasta superar las 87 000.
· Por vez primera, la Academia Española y las veintiuna Academias asociadas emplearon el Banco de datos del español, que contaba entonces con más de 270 millones de registros léxicos, para esta actualización. Se añadieron más de 10 000 artículos nuevos; las acepciones aumentaron en más de 24 000 y las formas complejas (locuciones, frases, expresiones, etc.) experimentaron un incremento de más de 3000.
· Hay 12 122 artículos que tienen una o más acepciones correspondientes a estas zonas (la edición anterior contenía 6141). 18 749 acepciones tienen una o más marcas correspondientes a América y Filipinas (en la edición anterior había 8120). Hay 28 171 marcas correspondientes a las zonas aludidas (la edición anterior contenía 12 494).
Si quiere ver una selección de estas novedades, utilice la ventana de búsquedas.
· El manejo del banco de datos, junto con las consultas dirigidas a los académicos correspondientes españoles e hispanoamericanos, permitió suprimir más de 6000 artículos correspondientes a variantes anticuadas o dialectalismos españoles y americanos caídos en desuso.
· Se revisaron, en grado mayor o menor, campos léxicos como los de las matemáticas, la física y la química, la biología, la informática, la medicina, el derecho, la economía, el comercio, la filosofía, la literatura, la lingüística, el teatro, la milicia, la religión y la liturgia, el montañismo, etc.
En total, por alguno de los motivos anteriores o a causa de la revisión general a continuación descrita, más de 55 000 artículos de la edición anterior fueron objeto de una o más enmiendas.
Estas y otras cifras se presentan con mayor detalle en otro lugar de esta página.
Además de otras muchas tareas menores, la revisión general del cuerpo del Diccionario incluyó los siguientes trabajos:
· Se revisó la correcta lematización de los artículos y la colocación adecuada, dentro de ellos, de las formas complejas.
· Se modificaron muchas etimologías y se uniformaron los paréntesis etimológicos, especialmente para regularizar el orden de los elementos contenidos en ellos.
El texto que se puede consultar en esta página electrónica corresponde a la 2. ª tirada de la 22. ª Edición.
Especial cuidado ha de poner en ello el Diccionario académico al que se otorga un valor normativo en todo el mundo de habla española. La Real Academia Española y las veintiuna Academias que con ella integran la Asociación de Academias de la Lengua Española trabajan mancomunadamente al servicio de la unidad del idioma tratando de mejorar y actualizar un diccionario de carácter panhispánico. Cuanto aparece en el DRAE es fruto de ese estudio y de la aprobación colegiada.
Hasta hace poco tiempo la edición en forma de libro constituía la única posibilidad de fijación y transmisión. Los recursos electrónicos de que hoy disponemos hacen posible un modo diferente de actuación. El Diccionario académico es actualmente una base informática de datos, lo que permite un mejor control de su contenido, proporciona mayor facilidad de revisión y, sobre todo, hace compatibles diferentes fases del trabajo sin las servidumbres exigidas por la edición impresa. De ahí el compromiso adquirido de ir haciendo públicas con periodicidad semestral las adiciones, supresiones y enmiendas que la Real Academia Española y sus Academias asociadas vayan aprobando.
De este modo los hispanohablantes que accedan a nuestra página electrónica podrán disponer del documento que contiene el texto de la última edición en papel -en este caso, la vigésima segunda, de 2001- y, al tiempo, el conjunto de modificaciones aprobadas. Por ello, entre los varios modelos posibles de organización se ha elegido el que mantiene con toda claridad la separación entre los dos documentos. Los consultantes acceden inicialmente a la vigésima segunda edición y, en los casos en que se añada un nuevo registro o un artículo haya sido modificado, verán en la pantalla un aviso que les permitirá contemplar la nueva versión.
Lo que a partir de abril de 2005 ofrece la Real Academia Española es el conjunto de más de 12 000 modificaciones aprobadas desde el cierre de la edición anterior hasta junio de 2004. Han sido ya estudiadas por la Española otras que irán siendo aprobadas por todas las Academias e incorporadas cada seis meses a esta página. De este modo se podrá disponer de una información actualizada del trabajo académico y se facilitará el conocimiento de la evolución del español.
¿Qué novedades presenta la 22º edición?
El contenido de la vigésima segunda edición del Diccionario de la lengua española publicado por la Real Academia Española fue profundamente revisado durante los nueve años transcurridos desde que, en 1992, apareció la versión anterior. Esta revisión se basó en dos ideas principales:
· De una parte, la necesidad de mantener actualizado el cuerpo de la obra en cuanto a los términos en ella registrados, trabajo indispensable para que el repertorio académico pudiera mantener su función unificadora del español.
· Por otro lado, la acomodación, en lo posible, de todo ese contenido a la estructura fijada por la Nueva planta del Diccionario, un conjunto de normas que los académicos, reunidos en Pleno, aprobaron en junio de 1997.
En cuanto a la actualización de la nomenclatura de la obra, se amplió el número de voces registradas hasta superar las 87 000.
· Por vez primera, la Academia Española y las veintiuna Academias asociadas emplearon el Banco de datos del español, que contaba entonces con más de 270 millones de registros léxicos, para esta actualización. Se añadieron más de 10 000 artículos nuevos; las acepciones aumentaron en más de 24 000 y las formas complejas (locuciones, frases, expresiones, etc.) experimentaron un incremento de más de 3000.
· Hay 12 122 artículos que tienen una o más acepciones correspondientes a estas zonas (la edición anterior contenía 6141). 18 749 acepciones tienen una o más marcas correspondientes a América y Filipinas (en la edición anterior había 8120). Hay 28 171 marcas correspondientes a las zonas aludidas (la edición anterior contenía 12 494).
Si quiere ver una selección de estas novedades, utilice la ventana de búsquedas.
· El manejo del banco de datos, junto con las consultas dirigidas a los académicos correspondientes españoles e hispanoamericanos, permitió suprimir más de 6000 artículos correspondientes a variantes anticuadas o dialectalismos españoles y americanos caídos en desuso.
· Se revisaron, en grado mayor o menor, campos léxicos como los de las matemáticas, la física y la química, la biología, la informática, la medicina, el derecho, la economía, el comercio, la filosofía, la literatura, la lingüística, el teatro, la milicia, la religión y la liturgia, el montañismo, etc.
En total, por alguno de los motivos anteriores o a causa de la revisión general a continuación descrita, más de 55 000 artículos de la edición anterior fueron objeto de una o más enmiendas.
Estas y otras cifras se presentan con mayor detalle en otro lugar de esta página.
Además de otras muchas tareas menores, la revisión general del cuerpo del Diccionario incluyó los siguientes trabajos:
· Se revisó la correcta lematización de los artículos y la colocación adecuada, dentro de ellos, de las formas complejas.
· Se modificaron muchas etimologías y se uniformaron los paréntesis etimológicos, especialmente para regularizar el orden de los elementos contenidos en ellos.
El texto que se puede consultar en esta página electrónica corresponde a la 2. ª tirada de la 22. ª Edición.
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