VALORACIÓN DOCTRINAL:
En esta novela se retratan ambientes en los que abundan los comportamientos inmorales, descritos con crudeza y de un modo morboso, con desenvoltura y tolerancia. De ese modo, la ciudad de Piura y la selva del Perú — los dos escenarios de la acción del libro — aparecen configurados lejos de una vida humana decorosa, como lugares en los que reina la miseria y el pecado.
Las monjas de Sta. María de Nieva son retratadas, en ocasiones, con un humor satírico. Aparecen empeñadas en cristianizar a las indias, y para ello no dudan en poner medios inmorales, como la cacería de niñas indias en contra de la voluntad de sus padres. El cristianismo de las monjas es presentado frecuentemente con una perspectiva formalista, con una rigidez moral caricaturesca.
El Padre García aparece como un predicador con aires esperpénticos: su carácter irritable e intransigente lo hace blanco de burlas y desprecio constantes. Sin embargo, los piuranos le buscan y le necesitan, pero llevados de una religiosidad supersticiosa, en la que la verdadera fe queda muy desdibujada.
Otra expresión reveladora del ambiente de la novela es la acogida que el pueblo dispensa al legendario D. Anselmo, considerado como un benefactor, por haber aumentado las posibilidades de esparcimiento y diversión de las gentes, merced al prostíbulo — la Casa verde — que instala en la ciudad, introduciendo la novedad de los placeres en el horizonte decaído de la vida de sus habitantes. Casi todos —excepto el Padre García y algunas beatas tristes— quieren y admiran a D. Anselmo.
Los personajes de la novela viven, en general, como si desconocieran la ley natural; cuando se ayudan unos a otros es más bien por una bondad sentimental, que parece nacer de la comunidad de dificultades en que deben convivir.
En esta novela se retratan ambientes en los que abundan los comportamientos inmorales, descritos con crudeza y de un modo morboso, con desenvoltura y tolerancia. De ese modo, la ciudad de Piura y la selva del Perú — los dos escenarios de la acción del libro — aparecen configurados lejos de una vida humana decorosa, como lugares en los que reina la miseria y el pecado.
Las monjas de Sta. María de Nieva son retratadas, en ocasiones, con un humor satírico. Aparecen empeñadas en cristianizar a las indias, y para ello no dudan en poner medios inmorales, como la cacería de niñas indias en contra de la voluntad de sus padres. El cristianismo de las monjas es presentado frecuentemente con una perspectiva formalista, con una rigidez moral caricaturesca.
El Padre García aparece como un predicador con aires esperpénticos: su carácter irritable e intransigente lo hace blanco de burlas y desprecio constantes. Sin embargo, los piuranos le buscan y le necesitan, pero llevados de una religiosidad supersticiosa, en la que la verdadera fe queda muy desdibujada.
Otra expresión reveladora del ambiente de la novela es la acogida que el pueblo dispensa al legendario D. Anselmo, considerado como un benefactor, por haber aumentado las posibilidades de esparcimiento y diversión de las gentes, merced al prostíbulo — la Casa verde — que instala en la ciudad, introduciendo la novedad de los placeres en el horizonte decaído de la vida de sus habitantes. Casi todos —excepto el Padre García y algunas beatas tristes— quieren y admiran a D. Anselmo.
Los personajes de la novela viven, en general, como si desconocieran la ley natural; cuando se ayudan unos a otros es más bien por una bondad sentimental, que parece nacer de la comunidad de dificultades en que deben convivir.
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